martes, 1 de agosto de 2017

El Canto de La Sirena.

El Canto de La Sirena.


No era llanto, o quizás sí lo fuera
No era llanto, aunque sí lo era
No era llanto, porque lágrimas parecieran
No era llanto, por lo que se fuera
No era llanto, era la rapsodia nueva
El breviario de una liberación
La apotema de un triángulo inexistente
Un duelo festivo por un comienzo
Aquel puñado ceniciento de un muerto sin enterrar
Y que el olvido ha conseguido desvanecer.


No era risa, o quizás sí lo era
No era risa, aunque sí lo era
No era risa, porque lágrimas parecieran
No era risa, por lo que se fuera
No era risa, era la estridencia nueva
El epítome de una liberación
La dimensión que marcará su existencia
Un festivo acorde por aquello enterrado
Aquel amasijo de hierbas que florecen en su interior
Y que el tiempo halló como cómplice al olvido.







Yo,
Justa
resuena, sí
la tarde escorada
en un mar de sirenas
que bailan bajo la atención
de padres nuevos, de padres neófitos
seres de improbables sapiencias para crecer
justa cimbrea la guitarra bajo el yugo del hombre
ese fogoso señor sin estirpe, sin medios, sin garantías.



Tú,
Justo
merodeas, sí
la bocana desierta
sin pescadores, ni redes
donde armar la miseria más grotesca
igual que los hijos rebeldes, recién exentos,
seres innobles, creyentes de derechos regalados
justo donde las líneas se cruzan y las fronteras nacen
ese armónico dibujado por cosechas de mil acordeones.




No deseo cuentos de hadas que contenga colorantes
No quiero historias de princesas vestidas de azul
No busco remedios para molestias del alma
No disipo mi tiempo besando esas bocas
No muerdo el anzuelo que lanzaste
No bebo los lacrimales de la golondrina
No morderé nunca el hueso del ángel caído
No hallaré espacios donde no los dejes perdidos
No pertenezco al obcecado número de los sonámbulos

Tómame aquí desnudo de piel y de huesos, sin más.


Acomete el sacrilegio y ríndete
déjate llevar por el ardor de tus deseos
no detengas la lascivia que precede al estertor
perderemos el aliento
brindaremos por los flujos salivales, por el sexo fornido
practicaremos la entrega sin mirar por las ventanas
en lugares desiertos,
o en las plazas repletas, sin menospreciar los aplausos
igual a bestias, igual a dioses, igual a ruda humanidad.

Desatemos las ligaduras que inventaron los hombres.

©SantiagoPabloRomero.Bluesman.
Imagen:JacqPaRo.