lunes, 29 de noviembre de 2010

La pasión apasionada lo desapasionó.

La pasión apasionada lo desapasionó.
Observaba, veía pasar, anotaba, protestaba, gritaba, remaba, cantaba, construía, levantaba por la mañana la deconstrucción nocturna. Los enanos crecieron y se jodió la charlotá.
Vio la película del futuro y se miró, había un error en la lista designada, pero no dijo nada. Quizá le dio miedo, quizá se dijo nadie se enterará. 
Nunca pensó que las galletas de la caja estaban impregnadas de aceite y el tiempo hace que este se rancie, comience a oler y lo que es peor siente mal, o es que sería un tema de mal asiento.
Entró en la facultad de gestión, sin facultades para descongestionar. Y matemáticamente la porra era suya, pues en el sombrero todas las papeletas tenían su nombre.
Dejado caer de la barra del bar, se aplicaba en la práctica del que saca más rápido, eso de la dedocracia. Y se encontró mirando un público plagado de peinetas. En vez de aplausos consiguió la platea plagada de corazones inhiestos, erguidos como grandes mástiles abanderando su salida, o no eran más que dedos…corazones.
A los pacientes les llegó la hora de limpiar sus armas, y ello hicieron. Cargaron las plumas, tensaron cuerdas, afinaron tubas y es que todos les quieren agradecer la grandeza que tal como lo llevó, lo quitó. Todos aplaudieron su ida, era un abucheo, bueno en el video del futuro seguro que se podrá saber, el que esté estará.
Mira si le puso pasión que hasta le dijo lo fácil que era trabajar por un plato de garbanzos, que eran tan tiernos que apenas le quedaba tiempo ni ganas de hacer otra cosa, trabajar de esclavo y comer los garbanzitos, tiernos, tiernos.
La pasión del comienzo, jodiendo se pasó. Sus asuntos cercanos le dieron sin por el sin cerca y acabó desapasionándolo. Y es que tiene cojones el pájaro ese, el que se presenta como caballero, don dinero y sólo es manipulador de escuderos.
Mira que ponerse a regar ahora. Toma uno prestado hombre, como con todo. Ya llegará otro que te desquite.
Al final el sastre, es quien corta la tela, como siempre.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Y Qué es esto, Y quién es?

Y Qué es esto, Y quién es?
Tienes una página de papel en blanco, delante, fantasmagórica, plena, magnánima contigo. Se presta a que la estrenes, le rompas el inmaculado color que transmite al reflejo de la luz. Y te preguntas por qué, por qué he de ser yo.
No encuentras la respuesta, pero alguien te dice. Joder, pues claro a ello. 
Eres tú, es tuya, desparrama tus cálidas líneas de tinta, refleja tu pensamiento y transmítelo. Son ellos los que mediante un gesto. Mediante un comentario, mediante una crítica. Son ellos los que después de haber dedicado su tiempo, parte de su existencia te dicen algo, un ínfimo movimiento que te llena. Es la chispa que prende la fogosidad que te hace decir aquello que te susurró la musa al verte cavilar.
La terapia íntima, puede ser. La terapia colectiva, puede ser. La mezcla de opiniones, las misceláneas de dichos y diretes, las imágenes compartidas, las  conversaciones robadas, los gestos captados. Oí a un poeta decir que no quería leer a los demás para contaminar su estilo. Era coña, lógicamente. 
Gracias al mestizaje comprendemos la perfección, lograda con lo mejor de cada uno de nosotros. Pues cada uno tiene que aportar un pequeño grano a esta montaña, que es la vida. E cuestión de querer remar en la dirección de la corriente o en contra.  Mas que pueda parecer que no, la deconstrucción es necesaria para lograr una obra perfecta. Ninguno genio consiguió jamás esculpir la pieza perfecta a la primera.
Por eso la página nívea te llama a romper el maleficio. Y te preguntas, quién es, qué es…
Y te respondes, no sé, pero algo hay, algo queda…
Aunque sea una melodía sublime que arrebata unos minutos de sensaciones llenas de glorioso estallido excitante.
La gloria la escribe quien no escribe, sino quine lee, quien escucha y quien vela por su estirpe. Quién comparte el qué en una tertulia, o quienes abordan la copa de bourbon meciéndola para que el cubo se deshiele, porque le interesa más lo que comparte. Ey juuuu, va por ustedes, melódicos locos que pierden su tiempo con los locos creadores. Ey yuuu…

sábado, 27 de noviembre de 2010

Tarde de otoño.

Tarde de otoño.
Confluencias estivales propicias al ciclo otoñal. Oscuridad, cielos plúmbeos, cierres a cal y canto de rendijas por donde la luz pueda pasar. La congoja crece y deja caer su lastimero son. Una cortina se extiende hasta la reseca y deseosa tierra.
Agujas que deshilachan los trenzados de la agreste piel terráquea, forman el lodazal nauseabundo para unos, y el vital elemento, perfecto para otros donde desarrollar su nueva herencia congénita.
Te resguardas del diluvio en un saliente de la roca resquebrajada. Observas pasar las talegas naturales disueltas tras haber  colmado y desechos los parabienes de todos, pocos son los indiferentes. Aunque sean para haber sentido el abrazo del fango en sus pantorrillas al sopesar los arroyuelos llenos de esperanzas.
Esperas y observas los grises diluirse. La mezcla no te cuadra, brillante sol con gris desaparecido no te da azul, pero es el azul que me entrega la mirada. 
El mejor azul, cargado de brillos y tonalidades ionizantes que cargan de fuerza el nuevo día.
El azul es el azul, por muy dorado que pueda ser el marrón. Siempre quedará el azul. El mejor azul.
Si tienes una duda y levantas la mirada, rasgas una guitarra. Palpas un buen fuego y disfrutas de la caída de la lluvia, resguardado en un simple contracorriente del frío, disfrutarás del buen sonido de los atardeceres de otoño.
De la compañía deseada, del cálido abrazo, y de una cómplice mirada. Que bello es el azul, el mejor azul.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Magnífico…

Magnífico…
Es el final, es el desarrollo y es el entreacto, cúspide encontrada junta al deseo. Consecución del logro. Juntos.
Cantando un día de lágrimas cenicientas dejadas de la mano celestial para calmar la polvareda levantada al paso de las cuadrigas del sucedáneo de emperador de pacotilla.

Tras un cielo adornado de algodones grises y níveos, luce un sol de ceremonia. Logrando hacer rechinar los enseres de los portadores de la nueva señal. Un cálido rejuvenecedor rayo masajea nuestros rostros y evapora las gotas del rocío esparcido por nuestros cuerpos entregados.


Momentos idóneos para comprender el sabor del granate derramado por la victoria. Mereció la pena esperar.
Pueblos de siglos, pasados, nos enseñaron y huellas nos quedaron en forma de bellas residencias portadoras de sus espíritus. De su grandeza. De sus secretos. 
Excelsas escrituras en sus relieves, en sus ornamentos para darnos la enhorabuena. Es nuestro tiempo, hemos de saberlo llevar.
Hijos del gran emperador de su pueblo, su apodo ya tuvo. Hoy debemos de ser espeleólogos en sus indicios para poder llegar al nivel de Magníficos.
Mentira, corta tiene la escapada. 
Más rápido se mueve el falto de extremidad, pues seguro se siente, no como el falsario.
El tiempo blanco ha llegado, donde las manchas no tergiversan la pátina incolora que lustra nuestras fachadas.
Digámoslo sin miedos, dejémonos de espanto. Su tiempo ya pasó.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Clásicos …Levántate.

Clásicos …Levántate.
Estirpe noble la que deambula en los conductos sanguíneos de la fiera dormida. Otorga el beneficio de la duda a todos los mortales. Deja que piensen, instiga o mejor aún, enseña a pensar. Utiliza su vivencia como acicate para soliviantar a los otros. No deja translucir sus pensamientos, pues el que porta la piedra preciosa sabe de su sinceridad.
Paciente en aletargado transcurrir de los momentos y de las circunstancias. Deja a los enemigos pasar, cuando a sus vástagos no se arriman. Siempre alerta. Daría el zarpazo mortal al que ose invadir el círculo propio.
Entonces insufla fuerza en sus ocultas fauces felinas, en su hipnótico caminar. Fiera donde las haya se convertirá. Hará pagar a quien no tenga la nobleza de suplicar perdón.
Se levanta de una y mil caídas, de un salto. Donde nadie daba un mendrugo, encontrará la bandeja llena. Y habrá de pagar la apuesta que sobre la mesa puso, en su osadía de no templar la palabra del que nunca miente, sin indicios siquiera, sólo por desfachatez y olvido de su olor a ciénaga.
Que pague…es su sino, él se lo buscó.
Entre tanto las líneas innatas de la piel de la fiera siguen enseñando las huellas dactilares que nos diferencian a todos. Ninguno somos iguales.
El ojo sabedor del más allá de una simple mirada. Al igual que hoy podemos observar con las nuevas cámaras de sensibilidad térmica y conocer la respiración acompasada de las víctimas y de los verdugos. Atilda la retina y podrás escuchar sonidos que bailan al son de la melodía que te toco.
Entre tanto me apoyo en el báculo que me permite caminar, en compañía de mi águila vigilante y mi sabia rutilante doncella de los suelos, madre de las criaturas del averno.
El tiempo pone a cada uno en su sitio…todo llega, no desesperes, camina. Todos los días una cosa nueva nos acompaña al lecho. Hoy también…

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El movimiento ensortijado.

El movimiento ensortijado.
El nuevo orden mundial utiliza el dilema de la goma, estira y estira, hasta que le da en las narices al pardillo de siempre.
Gira, gira, da vueltas concéntricas hacia el mismo egocentrismo del poder. Será la gravedad. Será, será la atracción gravitatoria. Ah, no es lo mismo?. Ah, no sé, parece que no que la atracción esa ya estaba atrayendo antes de que la gravedad tomara su importancia.
Será que estaba demasiado cerca de los setos para saber que estaba dentro de un laberinto creado desde una visión mucho más lejana. 
Será que nuestra implicación nos ciega y no nos deja ver la perspectiva de la distancia. Basta separarse un trecho para comprender lo difícil que era desgajarse del influjo de las sustancias alienantes, será la inopia del roce.
No más sentía las caricias, el reflujo de las electrizantes corrientes de sus sensuales caderas. El remolinar de su vasto entendimiento. La eficiencia, la poderosa ama de llaves de su castillo rondaba cercana para manejar los hilos de las marionetas que no dejaba escapar.
Mala fortuna tuvo, para cuando subido a la platea notó que se esclarecía las visiones más extraordinarias.
Cómo pudo vivir rodeado de tanta belleza y no percatarse. 
Es el afán de distinción el que le llevó a entenderse poseedor del tuétano de sus huesos. No tuvo recato alguno en robar su dignidad. 
Su libertad, palabra peligrosa, perseguida y distanciada de los dueños de la caja de pandora, destrozó las escalas de transición hacia el séptimo paraíso. 
El horadado sentimiento comienza a rejuvenecerse y cicatrizar de las pústulas adheridas a su cuerpo.
Un estremecimiento nuevo ronda el nuevo orden, será la nueva perspectiva. Será la visión del color sobre gris.

martes, 23 de noviembre de 2010

Sinusoidales o curvas, rojas en el amanecer.

Sinusoidales o curvas, rojas en el amanecer.
Sustancias en compañía, logran amoldar las rectas líneas de ejecución. Maleabilidad de materiales inertes en apariencia estática. Unos grados más y la curva toma forma. Se adecua al movimiento, se deja levar por las notas sibilantes del aire al atravesar las paredes del instrumento, logrando el antídoto para el amansamiento de las fieras.
Un viaje recto adormece, es asesino. Es capaz de alienar al caminante y dejarlo en el duermevela que le pueda costar la existencia. Unas gotas de elixir y dejará volar la sinusoidales en el calor del letargo. Quebrará la dichosa estación al sentirte contornear las nebulosas formadas en el humo con tus voluptuosos vaivenes.
Junto al mar, compitiendo en color, sabor y deseos con el manto frío del agua bravía. Masticando cada instante que pasa sin poder doblegar al macho que en Recta actitud se presta a enfrentarse. 
Nada más que unos instantes, nunca bastante. El amanecer declarará la tregua del envite de dos corsarios en lucha por el tesoro que colma su galeón.
Caminarán juntos y distantes, acompañándose pero en distintos estadios. Inventarán modos dispares para doblegar a la cima. Serpenteará sobre su lomo para dejarla atrás a su paso. Antes parecióle un impedimento pero para ello está el raciocinio para solventar las grandes cumbres con rodeos necesarios pero superables.

Hasta el cuento más antiguo de los mayores cuando fueron pequeños y siempre repetido, enseña el cuidado que se le precia a la oscuridad del pelo del bosque para con una ninfa de curvas poderosas en rojizo terciopelo. 
Pobrecilla se salvará esta vez?, me refiero a la fiera…
Prescripción de instrumento hipocrático para disipar el amargo sabor del cóctel explosivo de mezclas de curvas y velocidad.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Él…

Él…
Era muy rudo conmigo. Me ataba las manos para que no pudiera quitarle los dulces. El pelo me escardaba con un cepillo, para que pareciera un loco. Me soltaba mamporros a diestro y siniestro. Podía contar los días, que no me hacía llorar, con los dedos de la mano. Pensé que me odiaba.
Me encendió el primer cigarrillo, me hizo creer que sujetaba la bicicleta cuando yo pedaleaba por primera vez, hasta que me percaté de la mentira y me la di de bruces.
Saltamos a espiar a las parejas cuando hacían, lo que hacían, mientras él me explicaba que aunque los mayores decían que hacer eso nos podría dejar ciego. Él me replicaba que mejor ciego que imbécil. Que era lo mejor del mundo, que si no veía la cara de borreguillos que se les quedaba a los dos.
Rompimos nuestros primeros cristales de las farolas del alumbrado público. Matamos todas las lagartijas que pudimos.
Nos hicimos mayores y fuimos comprobando la verdad de las enseñanzas del arduo corretear entre carros llenos de mugre.
Del sabor de la escayola en casi todas las extremidades, después de saltar lo insalvable. Me decía para mis adentros que este tío era un cabrón, que me quería matar.
Él había probado todo antes, y claro sin yo saberlo, él decidía qué me enseñaba.
Recuerdo cuando me sacó del pozo, donde hacíamos flexiones con el cuerpo colgando. Todos estábamos, era la prueba de fuego. Y como todos, me caí. Pero como siempre, nadie se metió a salvar al caído. O sea Yo, el idiota de turno.
Excepto aquel día. Él no le pensó siquiera un momento. Se lanzó, y en tres dentelladas me había sacado de aquel lugar horrendo, de aquel antro de humedad y siniestras criaturas.
Pero un día me dijo; se acabó. Tú sigues por ahí. Fue el día de mi graduación. Nunca podré olvidarlo. Él me lo dio todo, me enseñó todo. Incluso me enseñó la verdad del amor. Si se sabe perjudicial para el otro, la manera de ayudarle de verdad, es no estar cerca. Si su influencia es una enfermedad, lo mejor es desaparecer.
Aquel día, estaba contento por la graduación. Desgarrado por su pérdida. Hoy comprendo el gran amor que me tenía. Me dejó marchar, pues  me había enseñado todo lo bueno que sabía. Lo que quedaba, no era más que maldad.
Adiós, te echaré de menos, Amigo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Tiempos…

Tiempos…
El sonido no es sólo un alterado movimiento de nuestros resortes auditivos. Es una vibración extraña en nuestro estómago, por ello somos capaces de percibir las sensaciones del tic-tac sin tener que agudizar el oído.
El frío en el rostro podemos lograr sentirlo sin mirar en la dirección que las ráfagas nos muestran las abolladuras hechas en el lecho del río tras la caída del árbol en su pereza por vivir.
El aroma dejado por la flor tras su recorrido entre el parterre y el jarrón impregna el sendero. Vemos el surco dejado en las cutículas de nuestro ser. El erizado de nuestra cubierta al notar la penetración de las partículas cargadas de alucinaciones. Todo normal nos diremos, pues no profundizamos.

Tersura detectada al tiento, al posar las manos sobre el agua helada, queremos atraparla pero no nos deja. Cómo ahora que quiero no me dejas, después cuando me dejas no quiero. Juego de coge y suelta, tiento el aire que te rodea y noto la distancia del aire cálido, del embriagador desenlace.
Sol calienta, abraza y dirime de culpas al necesitado de calidez. Abrasa a quien delicada cutícula proyecta en el enfrentamiento cegado por la temporalidad insistente. Mas una pequeña loción evitará males mayores, dejando paso al invierno.
El ahora importante sin igual, despeja el transpuesto ayer o hace rato, porque no se solventará el cambio producido. 
Lo haré mejor, nos diremos. Pero quién sabe quién estará.
Presente, ahora, en este momento, ya , seguro que el toro puede pasar. Pero el que pasó o no te permitió pensar o actuar o dejaste, sea por miedo o por pereza o por no haber sabido o por  lo que sea. Y dirás pero el siguiente, o el otro o el mañana o después de este. No, que nO. El ahora, el silencio o el ruido, la casa o la intemperie, la vida o la muerte, pero no el transcurso pues ese es obligado.
Hemos de disipar las posibles dudas atormentadas, es tiempo, es silencio, es Ahora.
©SantiagoPabloRomero.Bluesman.'10.
Imagen:RED$JacqPaRo.
Music:CaóticaAna.CesareaÉvora.TiempoEsSilencio.

YSiMeQuieresAtrapar,AQUÍ:https://www.amazon.com/s/ref=dp_byline_sr_book_1?ie=UTF8&text=Santiago+Pablo+Romero&search-alias=books&field-author=Santiago+Pablo+Romero&sort=relevancerank

sábado, 20 de noviembre de 2010

El Sacrificio…De vivir, atrapado en tu cuerpo.

El Sacrificio…De vivir, atrapado en tu cuerpo.
Envidiado, idolatrado por sus profesores, alentado por sus compañeros, vitoreado por todos los que le rodean.
Hoy recibirá la noticia más dura de su vida, sí la más dura, lo demás dejará de ser importante. Hoy le dirán que padece ELA. Enfermedad tristemente famosa por llevar el nombre del famoso primera base Lou Gehrig. 
Le otorgarán el beneficio de la duda de saberse portador de un par de años de vida.
Tras la mampara de transparente vidrio, le observan en sus primeras horas de postración, sabiéndolo, porque sus padres les contaron lo orgullosos que estaban de su inteligencia, el insigne cerebro que porta.
Sus ojos, pierden la mirada en la distancia, recorriendo en su trayectoria las firmes bellezas que portan ese jardín plagado de flores suntuosas. Ese múltiple y variopinto abanico de tonalidades y colores. Parece ser portador de la verdad sobre su desdicha. Su inteligencia le sirve para, entre otras cosas, conocer antes que nadie el deterioro de su musculatura, de su juventud, de su cuerpo. Lentamente se percata antes que nadie de la distrofia que enmarañan sus extremidades.
El médico abre la puerta, sabedor de la fuerza de la noticia que ha de darle, se postra un momento en un sillón frente a su cama. Él asiente, le evita la perorata que le tocó en suerte darle.
Él esperó a que se hubiera marchado. Dio rienda suelta a sus lacrimales para dejar escapar la cortina de salitrosa cortina, enmascarando la belleza que veía tras la ventana en el lejano jardín.
A partir de ahora, dejaré correr mi mente y mi imaginación para poder disfrutar de las decenas de miles de horas que me quedan de observación de este extraño periplo por aquí.
Ahora entendí lo que significaba, la cara de felicidad paciente en la cara de Stephen.

viernes, 19 de noviembre de 2010

De Rosas…

De Rosas…
La red, abre puertas a todos los que miran con ojos abiertos. Aunque mientras transitan por todos los caminos de esta pachamama, cierren los ojos muchas veces, pues dedican gran parte del tiempo a observar, a aprender, a escuchar los demás. Todos tenemos algo que decir, pero los canales de distribución de ideas, de información, de desinformación, están manipulados y controlados por los dedos largos del dios chapero, qué se le va a hacer. 
Por ello me río de los detractores de la red, aunque les respete su derecho a poder decir, lo que les venga en gana, cosa que no están dispuestos a hacer, ellos.
Los chivatos de la red, nos dicen que nos visitan desde el otro lado del mundo, en tiempo real y nos comunican y nos dan a conocer tantas almas viviendo en cuerpos, que nos parece mentira la posibilidad de que desde los pies de la señora de la libertad,  aún sin torres gemelas, nos podemos leer. (Syosset).Y compartir, ideas, y pensar libremente… Gracias a la red.
Sentado desde aquí veo entrar el sol por la rendija de mi persiana, me alimenta y recorre mi torso con su cálido aroma.
A veces las rosas nos embriagan con su aroma, tal belleza es irresistible y nos enturbian la percepción hasta hacernos olvidar que un lecho lleno de rosas, puede acabar siendo una cama de clavos. Las distancias se acortan y se disfruta del jardín en lugares insospechados.
Así las dudas que no nos dejan dormir pueden, si no eliminarse por lo menos, aclararse, y todo gracias a la revolución de la información.
No pueden doblegarnos, pues nuestro pensamiento  es libre. Nadie puede obligarnos a cavilar con sus ideas. Máxime tenderán a obligarnos o a chantajearnos, pero siempre seremos dueños de nuestra cabeza.
Los medios nos permiten estar comunicados.
Nos permite quitar las espinas del tallo de la bella rosa, desclavar esos clavos del lecho de la vida, quitar las tachuelas del camino y con ello lograr un aposento preciado donde descansar, cuan si fuera nuestro lecho de pétalos de rosas.
La tormenta es maléfica si estamos arriba cuando el rayo caiga, y nos coge sin los medios. Pero si no se convierte en una fuente inagotable de energía.
Disfrutemos, pensemos libremente, digámosles que están equivocados a los que pretenden monopolizar, hasta las ideas.
Cogito ergo sum. (Que decía nuestro amigo René)