viernes, 8 de abril de 2011

La corriente fluye…


La corriente fluye…
Cientos de metros sobre el suelo, elevados en mil compartimentos nos encontramos. Ronroneando sobre enésimos peldaños. Proyectando al cielo y amenazándolo con las formas balísticas de nuestros inventos.
En el serpenteante arroyuelo se arremolinan las rosas, quebrando la corriente con su peculiar olor, diosdados seres, suben contracorriente. Temporada sobre temporada, dejando su vida, logrando hacer visible lo imposible. Dejando cincelado en las mentes de los hombres que no todo es línea recta y corte de guillotinados íntegros. 
A veces los salmones desovan. Muchas veces, y nos demuestran algo contranatura.
Niños de aterciopelados cuerpos sobre mascotas mansas, protectoras que duermen plácidamente sobre sus cuerpos. Mas si osas tocarlos, sus incisivos desgarrarán tu piel inoportuna. Las presas de protectores tan eficaces, no cuentan las anomalías.
Las cortinas de barrotes reclaman ausencia. Sin gritos ni esparcimiento, sólo alienamientos, sin comprobar cuántos recrean las curvas de las plumas corroídas.
La corriente fluye y refresca con sus presencia la irritante calor que postra al lecho de la serpiente. Rejuvenece sus contornos con las sinuosas vertientes de su cuerpo. Una mueca cómplice envalentona al guerrero que da filo a su estilete, prepara la acometida y espera paciente, el momento del aguerrido  encontronazo con la realidad del silencio.
Calmado al final del sinuoso camino, reposa sus fluidos, dejando aplacado sobre la desembocadura, recorriendo sin ser percibido bajo los muelles de férreo encuentro de trenes de descarga. Donde mortales víctimas desfallecen tras un largo pasaje. Habiendo entregado lo más preciado como pago. Tranquilo ve discurrir el macilento adiós.

2 comentarios:

  1. Como del ser río sabemos ya un rato, hallemos los más profundo meandros, respiros necesarios que ya luego seremos en corte recto guillotinados... como siempre exquisito, un beso sin esquinas.

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  2. Cuánta afilada guadaña
    Sin degustar los cuellos merecidos
    Oscuros deseos y tierras fértiles
    El sempiterno divagar
    Gracias Europa, gracias sin esquinas
    Siente labios sobre mejilla merecida, Bsts.

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