miércoles, 5 de junio de 2013

A Saramago…

A Saramago…


Pepe, Jaramago le dirían Acá. Sr. Saramago.
Vine de tierra, dura, fuerte, agreste, me dijeron, y vi que era Tierra de Pecado.
Entre mis posibles oratorios, forma tomaron
No sin dejarme aturdido los poemas sonaron.
Mas, probablemente fuera la alegría, aquella
Donde remozaría el alzar, levantar del suelo.
Había puesto mis cinco sentidos, entre los claustros de un convento, una memoria perdida, un muerto olvidado, un tal Ricardo.

Del deambular por el mar, la mar, me atreví a balsear sobre piedra, a remover la historia de Lisboa, incluso a yantar el evangelio, muy a su pesar ecléctico, desde la mirada del hijo.
Y tuve pesadillas con la realidad ciega de los hombres crueles de cuencas vacuas, sin escatimar en ningún nombre sin él suyo.
Sabedores de los límites de nuestros mandatarios, dejamos de morir, comenzamos el gran viaje, el último derrotero en senda de elefantes, sin congratularnos de volver a sentirnos primigenios, cercanos al primer hombre nacido, Caín, vestigio de todos nuestros males…Volaremos en su memoria, porque es puro teatro, Un telón lazado in nomine dei, y la noche más larga, aquella en que Don Giovanni fue absuelto.
Así fui, pequeño letreador de islas, seres inciertos y costumbres irónicas, hacedor de encuentros y pulsátil de masas…
De la Mano del genial, J.L. Martínez "Rebote", fantástico Siempre...

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