domingo, 27 de octubre de 2013

Tiempo de Luz.

Tiempo de Luz.

Se apelmazan los metálicos sonidos
Entre campánulas y quejidos
El horizonte se ciñe lleno de luz
Tu sonrisa aquejada por el dolor, sientes
Ha llegado la hora, es el tiempo, es él.
Sientes su fuerza y bravura, su valentía

Cargando tus ganas, tu entereza
Y se esfuma el dolor, mientras espoleas
Las puertas del cielo se abren
Para dejar pasar un destello brillante, es él.
El sembrador se atiborra de silencios
Los nervios discurren sobre su nacárea piel
Entra, sale, cierra las puertas, roe sus miedos
Cuan nunca supo sentir vibrar sin igual
Le invade la desazón, el sortilegio, es él.
Un grito sordo, un alarido contrariado
Se desplazan los mares, se abren las entrañas
Rezuman los sudores, sobre la vertiente de ella
Sufre y ríe, grita y resiste, se adueña de sí
Y todo fluye cuan bergantín en la mar, es él.
El gesto se torna, el alivio aparece, su voz
El lloro, nacientes zalemas, su mano pequeña
Mordiendo el sopor del hambre, es él
Lleno de vida, dibujando la excelsa sonrisa
En las fauces de su autora, cansada, rendida
Mas plena de gozo, satisfecha de su obra, es él.
Pleno de ímpetu, irrumpe sobre los otr@s
Contar quiere, compartir desea su fruición
Se sabe hombre afortunado, colman sus ansias
Y se desparrama en salinas agujas de alegría
Ferviente oleaje desabrido que allana la vida.
Es el tiempo, su hora, mi reducto de simpatía
Elevo mis manos al firmamento, por ti
Por él, por ella, por nosotr@s que nadamos
En el regodeo del escultor sobre sus piedras
Sabiéndonos faustos en la buena nueva, Él.


Santiago Pablo Romero.©

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