viernes, 17 de julio de 2015

En un Puerto…

En un Puerto…


Salimos sin pie ni cabeza
como dos desconocidos
al borde mismo de un vuelo
sin destino
craso error no echar la mirada atrás
y beber de la oscuridad
del atardecer.
Creer no hallar espacios
donde colocar los cuadros nuevos
emprender hacia arriba
sin atisbar medida
apedrear los cristales de una alcoba vacía
y dejar llover de sal
aquellos manantiales sin reflujos ni mar.
Eran de madera las traviesas
de acero los raíles,
el vapor oscuro de hollín
la maleta de cartón rígido, de piedra decían
y partimos al terruño de los godos
sin nada que llevarnos
mas tampoco de traernos, sino sudor y llantos.
Por qué habré odiado tanto el puerto
será debido al color sepia de sus fotos
o acaso al olor a salitre corrompido
de tantos adioses sin esperanza
quizás sea por mi delicada añoranza
de una tierra desabrida
incluso para no tener, no llevaba ni papeles
ni salvoconducto político, ni recomendación técnica,
una mano tapando mis vergüenzas
y no más, que el candor de saberte a mi lado, o a mi vuelta
tanto tiempo que no recuerdo, tu nombre
ah, eso sí, tu rostro nunca se desdibujó
ni tras las pérgolas de inmundicias barnizadas
en pieles de cetrina ambigüedad.
Y en un puerto, otra vez
hube de verte, esta vez no eras niña, eras madre
pero con la misma maleta,
el zagal bien podría tener mis ojos
ah, qué equivocado estuve, creer en la espera
dejar que el talento se fuera,
que la ilusión muriera
a ello me aferro, para arribar a tu brazo,
casi sin enfrentar tus teselas de añil cansado
para suplicarte, no le dejes marchar,
no yerres de nuevo, no le dejes tropezar en nuestra piedra
son equívocos campos de minas los que acechan su futuro.
Y sin comprender, o quizás reviviendo tu otrora pasado
aprietas su mano, rompes su billete al lejano mundo
agarras la maleta con decisión, sólo dos palabras quedan,
decir que con dos mordiscos de pan decorosos,
siempre vivió un pobre con las únicas pretensiones de ser digno.
Me consuelo con pensar que aquella sonrisa vaga
no fue sino para aquel tiempo pasado,
que como dio el bardo, quizás fuera mejor.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman
Imagen: Juan Martin Hernández.

Music: Chris Rea - - The Truth / Florence Streets / Sapphire

2 comentarios:

  1. Por qué habré odiado tanto el puerto…será debido al color sepia de sus fotos…o acaso al olor a salitre corrompido…de tantos adioses sin esperanza…. Precioso, nostálgico pero muy hermoso, recuerdos que aparecen sin avisar…. Y sin comprender, o quizás reviviendo tu otrora pasado...aprietas su mano, rompes su billete al lejano mundo
    agarras la maleta con decisión, sólo dos palabras quedan, decir que con dos mordiscos de pan decorosos, siempre vivió un pobre con las únicas pretensiones de ser digno. Así es poeta esa son las cosas que importan lo demás se va y no deja huellas…Me consuelo con pensar que aquella sonrisa vaga…no fue sino para aquel tiempo pasado, que como dio el bardo, quizás fuera mejor…. Gracias por este amanecer con tus bellas letras que aunque no mucha nostalgia llegan siempre, preciosa la música y la imagen, es toda una gran obra completa, no te limitas a escribir bellos poemas nos haces vivirlos o pretender vivirlos al leerlos, que Grande eres y cuanta sensibilidad siempre encuentro en tus letras, un abrazo.

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  2. Versos escritos con la luz del ocaso envuelto en esa nostalgia de partida o abandono, o caída social: “no yerres de nuevo, no le dejes tropezar en nuestra piedra son equívocos campos de minas los que acechan su futuro. Y sin comprender, o quizás reviviendo tu otrora pasado aprietas su mano, rompes su billete al lejano mundo”. Gigante eres poeta Caminante Bluesman con esta partida entre la bruma de la vida haciendo de tus letras el descubierto de un caos contextual de la vida o sistema. Felicidades Santiago Pablo Romero por esta belleza de letras blues que abrazan el caminar entre puertos vislumbrando su ancla de salvación con una “Sonrisa para aquel tiempo pasado”. Grande eres poeta enlazas la vida cruda en una magia de vida al unísono en el camino…!!

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