martes, 14 de julio de 2015

Infinidad…

Infinidad…


Sostengo a Eolo
Jugador insoslayable en aires
Para que deje la brisa tersa
Acompañar tus crines
Con el delicado roce de un amanuense experto
Y así dejarte enarbolar tu mirada
Allá sobre la bocana abierta a los veleros
Transportadores de idas y venidas
Soslayo escogido cual diosa de beldad inmensa
Asiendo el horizonte detenido
Quizás desee que el lienzo sea testigo
De mi idolatría
Acaso busque me vuelque o no trascienda
Ah, equívoco soñador de ríos
Iniciáticos del camino
Pero tú estás ahí, a los pies del grandioso saladero
Donde se yerguen los sueños
Infinidad añeja
Atrapada en las lianas que dejas escurridizas
Con el esmeralda de tus pupilas
Sí, yo sabedor de cuan excelso tesoro
Atormento al dios, porque no sabe claudicar, ni medir
Tenazas de instantes sin vacuas formas
Palpitan cerca de las veredas
Y ahora glosas de islas bretonas esperan ser conquistadas
Nada es diferente, nada es suficiente
La medida aposenta en tu interior el fervor, la batalla
Tú, no más tú haces crecer el viento
Asediaste la fortaleza, un bastión fornido se resistió
Pero la paciencia es arma férrea
Nada podrá contra la determinación constante
De tu empellón firme, el cielo es tuyo
El bracear de tu torso sobre las aguas confirma los designios
Infinitos rugidos habrá de sentir la fiera
A la espera de saberte llegar, montaraz
Sin claudicar, sino transmutando de crisálida a mariposa
Y rendidos serán las pétreas runas
Halladas bajo el piso donde elevarás tu regia atalaya
Póstrome cual humilde escriba, porque tus hazañas
Mil derroteros y un sinfín de pálpitos
Quiero dejar delineado sobre el pergamino más longevo.

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen:AnaPD &Misc JacqPaRo.TQs.

2 comentarios:

  1. ¡Cual diosa de beldad inmensa Asiendo el horizonte detenido Quizás desee que el lienzo sea testigo De mi idolatría, el cielo es tuyo, porque tus hazañas Mil derroteros y un sinfín de pálpitos”. Con estos versos de Santiago Pablo Romero el alma se queda extasiada ante tanta hermosura en la entrega por Ana Romero Díaz, su hija, musa, deidad de amor hecha con la sangre vivificante de pasión de su alma, hoy la envuelve en esa fortaleza de padre, poeta, su altar, su relicario de amor, custodia divina a través de sus cielos…! Caminante Bluesman tus venas blues tienen esa magia fortificante en el camino, has embelesado en auroras estas letras para tu ángel con tu misma piel de artista, sabiduría y entrega, envolviéndola con tu gran amor de padre que todo lo da por su libertad de dignidad y realización profesional con su toque especial de valores impreso con tu entrega y de Ana Díaz, todo un sol reflejo de esencia de cielo…!!Gracias por este regalo divino, huellas con alas de bendición…!!

    ResponderEliminar
  2. Quizás desee que el lienzo sea testigo…De mi idolatría…Acaso busque me vuelque o no trascienda...Ah, equívoco soñador de ríos...Iniciáticos del camino...Pero tú estás ahí, a los pies del grandioso saladero…Donde se yerguen los sueños… Cuando la belleza y el amor van unidos es muy difícil no sentirlos, que bellas letras , que bella esa niña-mujer que ha crecido ante tus ojos y que no necesita lienzos , tus letras son el más maravilloso lienzo para ella, preciosa ella, sublimes tus letras, gracias por compartir esos bellos momentos , te imagino mirándola y escribiendo en tu mente ante que la tinta toque el papel, felicidades por tanta belleza querido poeta, bellísima tu hija, las dos son muy bellas , y tu musa también , pero con una belleza no solo física también interior que es la más importante esa siempre perdura, un abrazo.

    ResponderEliminar