Mordida…
Te espiaba en las sombras
Luz de candil, aceite encendido
Mecha de mariposa, carburo del rincón
Mi rostro he teñido
Ración excesiva de maquillaje, velando
Tu mirada, perseguida, evadida de soslayo
Mis tibios ojos pierden la destreza, sucumben
No saben huir del deseo, de la reverencia
Diestros en inclinarse ante tus pies, agrietados.
Siento el pecho mordido por un jaguar fiero
Una vela candente ilumina el cobijo de la fiera
La cueva donde la serpiente sentíase señora.
Sabores a canela, impregnan el ambiente
Cuan si hubiera recibido el cadalso en palos dulces.
El pebetero engulle nuestra combustión
Pues somos seres nacidos sin pensamientos
Privados de elección. Mis ojos devoraban tu carne
Recipiente de las enésimas esperanzas
Caras inocentes elevan sus ojos tristes a Osiris.
Tremendamente bello...
ResponderEliminarSaludos y una abrazo.
Cuida de tus ojos voyeur incendiado, por acaso por apuesta las manos que sufren menos... un placer, como siempre.
ResponderEliminarMás tremendo aún
ResponderEliminarMi agradecimiento Hiper…ión…Gracias
Máxime argumento
ResponderEliminarCuando no ver sería tormento
Ay de mí, pobre disfrute, pobre voyeur
Cuánta saciedad poder sentir y escoger…
Gracias Europa…Un placer Carmen.
A Osiris y quién se preste.
ResponderEliminarGracias a ti por tus versos: laos que dejaste én Azules rotos y estos.
Saludos
Es un placer
ResponderEliminarRecibir tanto elogio
En tan poco espacio gracias Trini