(No aptos para seres veloces, el tiempo corre lento)
tecla, tecla, tecla
apóstrofe, grito, disparos
silencio
silencio, ha quedado todo en silencio
llevo horas frente al regodeo
de la sal
el sol juega con el agua, deshace su existir
elijo seguir mirando
hay una máquina de escribir, un cigarro
dos hielos desleídos, casi ahogados
en el centro de un vaso
donde existió el mejor bourbon
ya sólo queda un aroma suave
de su existir
elijo seguir mirando
dos libros caídos al borde una cama vacía
un cuerpo de fémina desnudo
con las espaldas frías, al aire
media pierna candente aún
restos de la contienda
ropas deshilachadas adornan la habitación
su pelo revuelto oculta su rostro
no recuerdo su nombre
elijo seguir mirando
hay una guitarra con tres cuerdas rotas
una imagen gris de humo bailando
el viejo desgarra la noche
su desdentada boca libera un mundo sin fronteras
cuenta la crudeza de la carretera
sigo corriendo calle abajo
bebo el último sorbo de mi café americano
elijo seguir mirando
dos golpes desganados en una puerta de goznes viejos
resuena al fondo del claustro
el monje sigue con parsimonia recogiendo nabos del huerto
levanta la mirada al cielo, igual espera ayuda
o cuenta las horas con acertado criterio
hay un hombre de gafas negras
una lata de leche condensada mediada tras tres sorbos
gira y gira el disco en la añeja gramola
elijo seguir mirando, trazos
trazos abiertos
han llegado dos chicas de generosa apariencia
largas piernas al aire, más allá de las miradas lascivas
suena la música, agarras el micro con fuerza
te entregas, brincas sobre el escenario
las féminas gritan, su afonía será criterio del tiempo
sus prietas carnes desafían leyes newtonianas
y mientras encierro otro cigarro, donde no se debe
elijo seguir mirando, trazos abiertos
no son historias, no soy historia
son prebendas para una larga batalla
batalla entre pieles que desafían el frío noctívago
esta noche rugen las reinas de la carretera
huelo a goma quemada, a asfalto abrasador
ponme la penúltima San,
sobre el mostrador un vaso sediento de más
las chicas han salido a bailar, se aprietan
se abrazan, se besan, los sombreros vuelan
el caballero del bombín ha perdido sus anteojos
cambian los colores de las banderas
en una esquina dos barbudos intercambian mordiscos
no son historias, no soy historia
son prebendas de una contienda llena de vida
la noche es parda y los gatos corretean por los tejados
y elijo seguir mirando, trazos abiertos
en el centro de la plaza
un balón solitario
el chico abandonó el cuero, está riendo frente a una pantalla
su amigo le indica, ella es su novia, ríe
en el cristal líquido de seis pulgadas
una risueña vestal de rojizo cabello caracoleado
apenas hay espacio para sus ojos brillantes
la miel de sus pupilas se derraman
los labios de los amigos exfutboleros porfían su sabor
el dulce sabor de la tarde tiñe el horizonte
y mientras
sigo eligiendo mirar estos trazos abiertos
será verdad la velocidad, el tiempo y el espacio
serán verdaderas las leyes de aquel inglés comedor de manzanas
será verdad la inexistencia de los dioses
serán cuentos aquellas historias vetustas como el libro de tapas viejas
será el alcohol, será la hierba, será la noche
serán los cuerpos desnudos de prejuicios
será que todo va demasiado rápido para un hombre de traje gris
serán advenedizos de un planeta globalizado
será un blues que invade el siglo veintiuno
jajaja, me da la risa, me carcajeo frente al mar
hay un eco que vuelve, un silencio profundo
una guitarra en el acantilado
dos brazadas de un hombre desnudo describen una línea imaginaria
un carguero hace sonar su presencia en la bocana del puerto
hay un eco que resuena, un silencio profundo
una sirena asoma para despedirse como cada tarde
subo el volumen de la música
acelero a fondo, vuelvo a casa, derrapo en las curvas
el diablo se acuesta pronto,
es día laborable y mi dinero he de ganar
el sonido metálico de las monedas no preña mi nevera
y sigo, sigo eligiendo
mirar trazos abiertos, mirar trazos abiertos
esta vez no he salido
estoy en casa
el vecino golpea el suelo, o mi techo
el sesenta y nueve es recíproco
no tiene formas diferente,
grita algo incomprensible, sólo mi cristalería le entiende
baila con sus berridos de apócope desorbitado
esta vez pido silencio al mar
estoy en casa
el vecino sigue aporreando la puerta
su aburrimiento ha de ser descomunal
sólo pasan las dos de la mañana
y su chigua gua ladra con voz atiplada
desafina en mi sien de canciones blues
me arrimo a la mirilla, me asomo
ahí está, es el gitano de mi alma
con su bata de seda recién planchada
viene a pedirme que baje la música
me arrimo al pickup casi lastimosamente
voy a la cama con el aliento del blues en mis oídos
el vecino ha dejado de aporrear mi techo, o no, no sé
vino la vecina del quinto con su cabellera color platino
me dijo algo al oído, para envidia del gitano
no escuché, o no lo recuerdo
ella está al principio desnuda sobre mi cama
no recuerdo el fragor de ninguna batalla
las botellas sobre la mesa, están como un cine los lunes
y yo frente al mar,
aquí cazado como un bardo loco
eligiendo, eligiendo beber trazos
seguir jugando a elegir
trazos abiertos, de brazos abiertos
horizontes lejanos
y fronteras sin sal, sin espinas, sin límites
debo buscar tu lectura, tu comprensión
ya no sé donde estás
te vi con el pelo arremolinado por el viento
correteabas con tu mascota
reías, se te veía bien
algo debí hacer
ah, ya
ahora recuerdo, ahora veo con claridad
alimenté tu libertad
te enseñé los entresijos del camino
ah, ya
qué feliz te siento,
me siento
siento
mi, tú
ya dejo que el vinilo termine el surco definitivo, gire, gire, gire, sin final…
©SantiagoPabloRomero.Bluesman.Nov18
Imagen:Olina&JacqPaRo.
Music: RootsRock/SlideGuitarBlues
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