domingo, 25 de abril de 2010

En la Tahona.

En la Tahona.





Eran días planos, no existían altibajos, no teníamos mucho para hacer, simplemente esperar. Habían sido cuarenta semanas, las primeras de incertidumbre, después afianzó sus ganas de seguir adelante, de vivir.





Su siembra fue un placer, nunca una obligación. 
Una noche de verano, mientras a la luz de la luna, una conversación teníamos. La niña tiene casi cinco años ya. Sí, ha pasado rápido el tiempo. Cuando la vida es propicia no sientes el transcurso de las horas, de los días, de los años. Es una buena señal, aunque es cierto que demuestra la rápida resta al total. No pienses en eso, no sabemos el total, por ello mejor que no sintamos el paso del corrosivo tiempo. 
Llevas razón, cariño, también ha pasado rápido el transcurso desde ayer cuando te conocí. Sí ayer, llevamos ya once años juntos. Pero parece que fue ayer, te quiero aún más si cabe. Y yo a ti. Como te decía la niña está sola, no te gustaría acompañarla de un hermano. Bueno la verdad es que si le buscamos un compañero, prefiero una hermana. Que sea su amiga, su compañera, su confidente, su protectora, que se fundan en una. Si son de sexo distinto siempre habrá impedimentos, propios de su distinción aunque tengan un feeling especial como tengo yo con mi hermana. Bueno entonces qué, le buscamos.





Una caricia, una predisposición natural entre seres que se aman, un arrumaco y la pasión fluye como torrentes en el comienzo de la primavera cuando los primeros deshielos llenan los cauces helados de las vertientes de la montaña. La naturaleza hace el resto, y se siembra la semilla más preciada, la que llena de vida un hogar, aparece la primera alegría, cuando transcurridas seis u ocho semanas. 
Ella me mira con ojos vidriosos de gozo. Se toca su vientre y me dice, está aquí. Mira a nuestra niña y susurra, ya tiene una amiga, pronto estará con nosotros. Fueron pasando los meses, nuestra pequeña cumplió los seis años, de regalo. Decirle, toca aquí, sabes lo que hay. No mami, qué hay. Aquí está tu hermana. Si, y porque no la sacas, para poder jugar con ella. Porque ahora es como los gusanillos de seda, esos que tú traes del cole, está formando su capullo y cuando esté terminado aparecerá como crisálida preciosa que extiende sus alas para alcanzar el vuelo. Qué bonito, mami, cuando sea mayor yo también crearé mis mariposas en mi barriguita. Claro cariño, un beso.





Corría abril lentamente, el día sería, cualquiera. Esa mañana, como todas estaba en la tahona, esperando el pan del día. Rico, recién hecho, ese olor característico, que todos nos mueve esa luz vidriosa que parece recorrer desde el estómago a los ojos, al olerlo.





Ahh, ya,ya… Ya qué, es el momento?. Sí corre, busca al médico. Enseguida, corazón, no tardo nada.





Cuando llegamos el médico y yo pisándole los talones, para que no se entretuviera, la molinera había ayudado a recostar a mi Sol a su alcoba. Tenía agua hervida y paños limpios por todos sitios, unas vecinas ya mayores, también estaban ayudando en lo que podían. 
En unos momentos, con mi mano estrechada y un último esfuerzo, mi vida rompió el escollo que le faltaba para aparecer. Un alarido como de gatiño aullando, al recibir el golpecino que el médico le dio. Se la colocó sobre su vientre aún jadeante y en ese mismo instante, me dijo, cariño todos esos nombres que pensamos, ya no sirven.
 Mi cara sería de sorpresa, pues se rió y continuó, su nombre es Belén. Casa del pan. Porque no podemos hacerle mejor honor a la ayuda que nos han prestado estos amigos, en estos momentos. Y además siempre nos gustó ese nombre, desde que estuvimos en aquella ciudad palestina Bêtléhem, con tantos nombres, Casa de la carne, para unos, del pan para otros o de las deidades Lahamu y su hermano.
 Es un nombre precioso, como lo sois vosotras tres.





Esto ocurrió ayer, bueno parece ayer, pero han pasado catorce años ya, hoy mi niña empieza a parecer una muchachita, con sus catorce años. Me estoy haciendo viejo cariño. Ella me dice, es sólo tiempo. No le prestes atención. Y lleva razón, como siempre. Un beso.

(Barbara Streisand, está como mejor no se puede...)








En este enlace podéis pinchar si queréis seguir la publicación de los textos del libro SALPICADURAS .
Ya tenéis los cuatro primeros  relatos completos,
pronto el quinto.
MI SUEÑO...SE PIERDE EL TREN


con las ilustraciones de
José L. Martínez REBOTE.





3 comentarios:

  1. Pues, enhorabuena, hombre. Eso sí... "Ella me mira con ojos vidriosos de gozo. Se toca su vientre y me dice, está aquí." toco madera, macho, toco madera, que uno no está ya pa esos trotes.

    Abrazos.

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  2. Bueno pero hace catorce años
    estaba uno para la madera que fuera.JEJE

    Gracias León.Un Abrazo.

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  3. Una historia que se vuelve inolvidable. Me encantó.
    Un fuerte abrazo.

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