martes, 13 de abril de 2010

Sin ti.

Sin ti.






Martes. Trece. Un Gato, negro. Flores amarillas, por todas partes. Y para pagar, como no podía ser de otra manera, muchas monedas de cincuenta pelas con la efigie de paquito. No, no soy supersticiosa, pero.



El día aquel, me recordaste a los niños. Sí para nosotros siempre serán nuestros niños. El pequeño, alocado. Es una cabeza descarriada, pero tiene buen corazón. Ojalá cambie y siente la testa. El grande todo lo contrario, siempre tan prudente. Pero no encuentra donde desarrollar su inteligencia, porque es una cabeza privilegiada. Quizás debimos prestarle más atención a aquella profesora, que tanto se enfadó cuando lo dejamos desviar hacia las fps. Debería haber desarrollado cualquier carrera, o la que él quería. Filosofía. Pero de eso se come, me decías. Mejor que sea ingeniero. Hará lo que quiera, o no hará nada. Y la niña. Es buena, tiene un alma fuerte. Es luchadora y quiere mucho a sus hermanos y a su esposo. Le irá bien ya verás. Es como yo, camaleónica, se adapta a todas las pieles. Es madre.



El chico vino, hoy... No, pero no habrá podido. Vendrá. Los otros, sí vinieron. Sí, ya lo sabes. Él viene después del trabajo, todos los días. Ella igual, no se despega.



Parece que sabías, que te ibas. Te estuviste despidiendo de todos. De tus hermanos, bueno alguno, el ceporrino no, pero yo sé que no se lo tendrás en cuenta. De los míos. De tus hijos. Se te veía feliz por dejar los flecos amarrados.



Pero no te despediste de mí. A mí que estuve a tu lado siempre, como tu al mío. Por qué te fuiste, sin decirme adiós. No, por qué te fuiste sin mí. Despedirte, sabía que no podrías. Pues yo también veía que te ibas y no quería sentir el adiós. Creí, sabía que no ocurriría. Tenía esperanza de que fuera menos cruel la realidad. Soñaba con las películas que veíamos juntos. Siempre me decías, nos iremos juntos. No te vayas sin mí. Aquellas veces que estuve tan mal, en los partos. Siempre me recriminabas que podía haberme ido sin ti. Y no me fui.



Hoy en cambio lloro tu ausencia. Tomo un negro prestado para que te diga por escrito, lo que pienso. Sé que el lo escribe porque sabe que quisiera irme contigo. Y se empeña en que tú eres feliz viéndome rodeada de todos ellos. Pero qué es vivir sin ti. Si mi aire no lo respiraba sin pasar por el fieltro de tu presencia. Qué hago aquí. Te fuiste y no me llevaste. Es lo único que no te perdonaré. Lo demás, creo que no tengo nada que perdonar. Te quiero. …………….Para ti, Greg. Amor mío. De la bella aurora.
                                    (IlDivo.Llora.SIN TI.AQUÍ)






En este enlace podéis pinchar si queréis seguir la publicación de los textos del libro SALPICADURAS .
Ya tenéis los cuatro primeros  relatos completos,
pronto el quinto.
MI SUEÑO...SE PIERDE EL TREN


con las ilustraciones de
José L. Martínez REBOTE.


4 comentarios:

  1. Como todos los viajes
    en solitario.

    Un abrazo,León.

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  2. Muy bonito Santiago. Mas que bonito, emotivo.
    Pero bueno, ya sabemos que la vida es así. Esto mismo lo habremos pensado, o lo habremos de pensar mas de uno/a mas de una vez, pero lo unico cierto y verdad es que despues de la tormenta siempre llega la calma, y que mañana seguro que tambien sale el sol...
    No nos queda otra que tirar pa´lante.
    Un saludo.

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  3. Hacía mucho frío
    En un trozo de hielo
    escribí su nombre
    pensé que sería eterno
    cuan equivocado estaba
    la luz del sol en su belleza
    diluyó su rastro
    hasta no poder mojarme.

    Un saludo,Marín.Gracias.

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