jueves, 15 de abril de 2010

Mi Morena.

Mi Morena.



Es muy impresionable. Tiene una belleza natural.


Es pequeña luna iluminada. Crece como la marea.





El manantial de tu mirada, irradia luz incandescente capaz de incendiar el más recóndito escondite del corazón. Receptor sensible, merecedor de dicha ofrenda. Te cuidé desde la imaginación hasta el final de mis días. Flor dotada de hermosura por un dios verdadero, tu aroma hechiza al más distante de los mortales, pobres víctimas del despliegue de tus encantos.



La lluvia brota con facilidad en su vertiente frágil. Es dicharachera en su salsa. Entregada en demasía. Cuando se da, se da toda y sus consecuencias.



Cómo pude crear una cosa tan preciosa, tan valiosa y tan frágil, os preguntaréis, es muy fácil. Fui a buscar a la diosa afrodita, entre piedras cargadas de historia. En tierras de barros generosos con las vides, donde rodeados de vinos color oro y sangre nos juramos pleitesía. Nos entregamos a nuestros placeres más interiores, hechizados por el entorno olímpico. Las nieblas impregnadas de ungüentos mágicos. Ensimismados y llenos de egocentrismo violento, nos refugiamos en las artes dispares de la creación. Y surgió la obra más bella creada por dioses mortales en rededor emeritense. Para demostrarnos nuestra capacidad de creación del sello eterno de nuestro amor. Ella, mi morena. La morena.



La rodeamos de algodones como porcelana fina. Hasta el día de la entrega. Había de ir perfecta y perfecta fue.



Trabajo terminado. Y un cuerno. Retorno doloroso y herida que curar. Confianza extrema en un príncipe embrujado en rana. De dónde no debió salir. El hechizo le duró, el tiempo de crecerles sus ancas y desaparecer entre el lodazal y los nenúfares. Del charco envenenado.


Hombro perfecto soy. No te preocupes. Aquí queda ungüento mágico. Para ti mientras los dioses existamos.




Hechicera tú que lo puedes todo. Amada afrodita, recuerda a la que una vez creamos. Diosa y compañera, hemos de reconstruir la casa de la ilusión de nuestra porcelana herida, solamente rasguños, trae. Nada que no puedan dos dioses entregados a su liberación, curar.




Nuevo camino, lleno de ilusiones. Bien pinta el príncipe de cuento convencido. Sonríes de nuevo. Princesa suya.




Acuérdate siempre serás mi Morena, su Morena, sus pupilas dilatas al ver cuando te acercas. Y afrodita creadora, sanadora, madre. Hestia de nuestro hogar. Protectora con uñas y dientes, como dama correctora, encauzadora de tu crecimiento. Amiga, compañera y sufridora en la sombra. Nuestra Morena. Baila. Contonea tu cintura. Sé feliz. No llores nunca más. Y si lo haces que sea de alegría. Lluvia sanadora de bello rostro. Envidia levanta entre mortales.





Los dioses velan por ti, hasta que el ado los llame. Después vivirán mientras quieras en el hueco sublime.


Para ti Morena. Te lo mereces. Tus dioses.
















En este enlace podéis pinchar si queréis seguir la publicación de los textos del libro SALPICADURAS .
Ya tenéis los cuatro primeros  relatos completos,
pronto el quinto.
MI SUEÑO...SE PIERDE EL TREN


con las ilustraciones de
José L. Martínez REBOTE.





4 comentarios:

  1. Mira que en asuntos musicales soy un ecleptico empedernido, vamos, que como de to. Pero, jomio, como se me atraganta siempre el Iglesias.

    Más abrazos.

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  2. Es posible
    que las curvas
    y su movimiento
    fueran más el motivo
    de tu momento vomitivo.

    Pues otro,León.Gracias.

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  3. Bellamente apasionadas estas letras. Me agradaron. Gracias por compartirlas. Saludos.

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  4. Un placer Salvador
    Siempre bienvenidas tus letras…
    Saludos

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