Los Lunes?.Que los eliminen.
El maldito, intermitente y maquinal despertador, canta la horripilante diana de la mañana naciente. Artificioso invento que machaca nuestros tímpanos, nos pone los nervios a flor de piel. Mañana tras mañana, todos los días le notamos reírse cuán más cabreados nos siente. No sabe, aunque igual sí, que cuando llega el sábado y no suena, le miramos con gran satisfacción. Le susurramos, hoy no, hoy he vencido yo. Pero él en cambio no se cabrea, será una máquina. Pues no hay algo que más cabree a un humano que la sonrisa de otro. Pensaréis que estoy equivocado. Pero somos tan egocéntricos, tan narcisistas, tan nihilista para con nosotros que nos entregamos el máximo derecho de reír, de sonreír, incluso de hacerlo sobre la inapetencia de los demás. Aún eso, no es lo peor, sino la negación del derecho del otro a ese bien.
No permitimos la felicidad de los otros, si podemos evitarla. Somos lunáticos exacerbados. Al menos los días entre semana. Llega el viernes en cambio, y un elixir mágico se extiende por el ambiente. Los espacios se ensanchan. Cabemos todos, hay sitios, lugares, eventos para todos los gustos y disgustos. Parece que el sacristán de esta grandísima catedral hubiera colado en el incensario una ración de maría y lo siento pero no me refería a la virgen. Ha conseguido, como ocurre con los votados y aledaños en época de elecciones. Todos con cara de borreguitos derechos al matadero. Parece que no han roto un plato. Todos los días deberían ser sábados o domingos o fiestas de guardar.
Ya sé que diréis aquello de, a no, yo no, a mí no, yo nunca, jamás de los jamases. Pero cuántos no hemos deseado pegarle con la escoba, el cenicero, o el libraco ese de mil páginas en todas las narices, a ese engreído, ninguneador de seres más débiles que él. Sí más débiles, pues él juega con la coraza que le preserva, él nació en el lado del río donde se manda, donde se come, donde se tiene para vestir con suntuosos trajes.
Que pueden pasearse por ahí en un descapotable rojo y decir que son anarquistas, en los círculos más progres. Pues sí, todos nos hemos sentido así alguna vez. Bueno todos menos tú, que eres perfecto. Que tienes la semilla dentro del camaleón. Cambias de color cada vez que te posas sobre una superficie de distinto matiz. Pero hay de ti, cuando oses pasear entre las heridas, pues son del color que te destruirá. Ya sabes, vosotros los camaleones no soportáis el rojo.
Será por la pasión, por la sangre, será por el vértigo que provoca entender que todos somos iguales, aunque no quieras reconocerlo. Así tocaré un blues para calmar este lunes tormentoso.Eieieieie…
(Si deseas un Blues Excepcional pues un Stormy Monday.AQUÍ)
En este enlace podéis pinchar si queréis seguir la publicación de los textos del libro SALPICADURAS .
Ya tenéis los cuatro primeros relatos completos,
pronto el quinto.
MI SUEÑO...SE PIERDE EL TREN
con las ilustraciones de
José L. Martínez REBOTE.
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MI SUEÑO...SE PIERDE EL TREN
con las ilustraciones de
José L. Martínez REBOTE.
Te dejo, igual ya las conoces, las instrucciones para dar cerda al reloj, de Cortazar.
ResponderEliminarInstrucciones para dar cuerda al reloj
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Julio Cortazar.
Por cierto, me ha encantado el video y cómo canta esta moza, hasta ahora desconocida para mí.
ResponderEliminarQué hablar de tan che
ResponderEliminarde la pampa
que no escrito ya hubiérase dicho.
Si hasta aquello de:
Pasa un tío diciendo
SE ARREGLAN RELOOOORES
y el bueno de Julio dice
que contestó:
HOMBRE SI NO SABE NI DECIRLO
VA A SABER ARREGLARLOS.
UN ABRAZO LEÓN, ERES UN MÁQUINA.
pero que interesante, carajo
ResponderEliminaresta clase de verdades me dejan los pelos de punta
siga escribiendo, suerte (:
Si , toca un blues; el escrito me dejó entre avergonzada, sonriente, pícara...toca un blues para que se aleje un poco la tensión=)
ResponderEliminarAhí te quedo uno con el Rey
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=4Ny5ajCn0xw
Gracias,un placer