Me gusta el Sombrero…Quédatelo.
Noche de sábado. Cena llena de cremas, frutas exquisitas de época, sabrosas como ella misma. Regueros de sonrosado fluido desde sus labios caen. Toma cereza, mordisco envenenado, hechizo realizado. Melodías sugerentes, arrebatador aire nocturno, run run de agua deslizando sobre piedras para chapotear a su llegada al manso lecho de la fuente iluminada en un siseo de luz y color, un galán de noche acaba de dar a luz su bella imagen prístina, inmaculada reventando su preñez para un momento anhelado. La dama de noche intensifica su polinización sobre nuestros cuerpos dejando escapar su intenso aroma embriagador. La voz rasgada del pelirrojo de Sheffield, casi nos dice que canta como guía experimentado, para regir nuestros movimientos.
Sin palabras, sólo susurros que dejan entrever unas ansias apasionadas, un derroche de sensualidad en cuerpos deseados. Sorpresa, aparece una diosa portando intemperancia y picardía, despojándose a golpetazos melódicos unas prendas sugerentes. Copando su preciosa testa en un bello sombrero. No, no te lo quites, sea testigo de fogosa noche, enseñémosle el camino de la licuefacción de elementos separados en cuerpo, aún no en alma. Almas en una, imagen de la imagen, vela que se insufla de redondez para tirar de la nave pertrechada de tiempo, inmenso tiempo conocedor de nuestros instantes, fotogramas de una vida, un compartimento atestado de mordiscos, de rasguños, de caricias, de palabras, de miradas, de complicidades, entre nuestros seres…fundidos desde antes de sabernos.
Retratos marcados de las temperaturas de inviernos y veranos, tantos como de otoños y primaveras. Azules y rojos, marrones y verdes. Síntomas de alisamientos, crestas y valles. Sinusoidales marcadas en el devenir instantáneo. Frutos creados, morenas y violinistas, bailes en sombras, y luces rompedoras de desconfianzas, brillantes cristales sabedores de afinar los ángulos para hacer destripar el haz blanco en miles de colores, envolventes, arropadores y aureolas protectoras.
Hoy te desquitas de ese bello atuendo, inseguro. Libre te sientes sin nada, te me entregas con tus sinuosas curvas erizadas por mis dedos idolatrados. No, no te quites el sombrero, me gusta cómo te adorna, te da ese toque táctil, te viste la desnudez, te otorga cuán corona la altivez despreocupada.
Los hilos melódicos hacen de tu traje incoloro, esa sudoración que te acaricia, preparando tu cuerpo para la entrega de la vestal al dios de la guerra, apaciguadora de sus fieras dentelladas.
Me gusta el sombrero, pues te hace reina sin corona. No, no te lo quites…he de saber el sabor de tu transformación entregada al regio estandarte de nuestro reino. Los sabores dulces de la fruta, se mezclan con las sales de tu cuerpo y me embriagan, sé que la sirena manda, sus cantos son demasiado bellos para poder huir, si además no quiero. Mejor morir entre las suaves caricias de tu interior a vivir entre danzas proscritas. Entrégome al hada de mis sueños…tú, sabedora de mis anhelos.
(El Caminante y su Sombra.en ELPAIS.LaComunidad.)
(El Caminante y su Sombra.en ELPAIS.LaComunidad.)
Esta claro que el amor es el motor que mueve el mundo....y que la pasión el erotismo y la sensualidad es lo que realmente nos hace sentir vivos son cualidades que quién no haga de ellas su estilo de vida,vivirá sin estar vivo....Saludos y que los hados os sean favorables....The Vamp.
ResponderEliminarLa melodía comenzó a sonar
ResponderEliminarSus músculos se enervaron
Su cuerpo se contoneaba
Al ritmo sugerente de las notas
Imposible no dejarse llevar
De los envites de las palpitaciones
De unos corazones fulgurantes en noche mágica.
Gracias Vampiresa.Placer sublime sentirte, por mis letras.