sábado, 19 de junio de 2010

Va por ti…Pepe.

Va por ti…Pepe.
En un Convento sin memoria, todos celebraban la muerte de un tal Ricardo, no sé si sería Reis, puede que lo fuera. Hubiera sido gustoso uno de los Levantados del suelo, por ellos, por nosotros, por mí mismo, caído. Cuan Balsa de Piedras, todos miraban mientras obnubilados por la lectura de un Evangelio interpretado por el mismísimo hijo de Dios, Jesucristo, provocó el destierro de tan preciado hombre, preciada persona, acogida con brazos abiertos por isla volcánica, parida del centro de la Tierra, de la Pachamama sabia, puesta allí para ser cuna hasta el gran viaje. Donde recordar Todos los Nombres, todos los de ellos, también, nunca rencor, siempre recuerdo. Y si entre tanto debemos mirar a la sociedad, podremos hacernos reconcomer por dentro en nuestro consumismo exacerbado, podremos volver a La Caverna y disfrutar de la soledad entre la multitud, demostrar nuestra entereza de interiores frente al borreguismo imperante, bien visto. Incluso cuando miremos en el espejo del alma, y nos encontremos con nuestro Duplicado, preguntas, más preguntas nos atormentarán, pero lograremos seguir. Y cuando nos pregunten los mandatarios, responderemos en blanca y nuestra Lucidez, les hará recapacitar de la muerte eterna de la gallina de los huevos de oro, la que estamos estrangulando con nuestra desidia. 
Moriremos entretanto, unas veces más otras menos, poco a poco, veremos cómo nuestra luz se apaga y se enciende, arrimaremos nuestro soplo para avivar la llama que nos sostiene y nos permite una vida lo más cálida, veremos si en ello perecemos, mientras allá un atisbo de brillo debemos intentarlo. Como viejos Elefantes tornaremos nuestra mirada hacia el patio del silencio, donde todos hemos de llegar para el eterno descanso, antes pondremos nuestros papeles en orden y disfrutaremos del recorrido eterno de las fauces de la vida, la que hicimos y lloraremos por lo que dejamos por ejecutar, nunca nos será suficiente el tiempo que nos permitieron acompañar tan preciada pluma. Y los ancestros, hermanos, cuarta parte de la humanidad primigenia, primer nacido, primer homicida, primera estirpe de los que somos, Caín me llamo. Os dejasteis engañar por unos manipuladores, no sería tan malo si no me hubierais creado así. El miedo que tenéis es que soy vuestra imagen. Y con todo, un fluir por un Río intérprete de tus sentimientos, de tus letras en mil lenguas, Pilar donde te apoyaste, Grandes ambos corazones, Grandes compañeros.
Humilde mi bagaje, rica desde que porto tus letras, mi desván lleno de ellas, In nomine Dei, te agradezco tus enseñanzas. Sé que no te molestarán estas letras. Gracias PEPE, va por ti…Compañero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario