No es una equivocación, es un error de apreciación.
A veces somos tan lanzados que miramos y soltamos la mano sin preocuparnos si acertamos o erramos.
A veces la arena del desierto que dejamos atrás, está aún cargada de miedos y retazos del pasado. No logramos solventar la pared que nos escondió de ver nuestra propia situación en declive. Un país que está lleno de resentidos, deja a su suerte a otros que están en peores condiciones y además se piensa que hace lo correcto.
Parece que la historia se repite. Un rico invade a un pobre, lo machaca para su bien, para educarlo y mete allí en su propia casa a unos de sus amigos y sus secuaces. Cuando se aburre o simplemente no está a gusto devuelve su casa, pero a su antiguo dueño sino a su nuevo amigo.
Llamémosles palestinos, kurdos o saharauis. Siempre son los mismos, los conquistadores usurpan sus tierras, sus casas, sus pertenencias y sus cuerpos. Lo entregan a los mercenarios que se prestan a su juego. Los explotadores, los que les dan los diezmos por extracciones de sus peculios, mercenarios, pagados para que vivan, maltraten al que no se preste y doblegue a todo aquel que no se preste a vivir en la esclavitud aportada por su bien.
Y todo para que nosotros vivamos mejor un poco más lejos del polvillo que deja la arena del desierto al caer después de haber sido elevado por un ramalazo del siroco.
Sí todos, unos más que otros apretamos índice y pulgar sobre el apéndice que deja pasar el olor de podredumbre, y desviamos la mirada hacia el sol poniente.
En verdad nos encontramos en las noticias de los noticieros a los bien, pero no claro, informados mandatarios diciendo que: Aquí no pasó nada, ha sido un Error de Apreciación, y es que aquí nadie vio nada. Pobrecillo, quizás nos lo creamos.
Es lo que tiene la evolución: Los spanish se fueron porque no tenían cemento para tanta arena.
Y los ahora dueños y señores con el beneplácito de multinacionales USA, ya han encontrado que no hacía falta hacerlo hormigón para hacerlo valer.
Ahora cómo van a querer soltarlo, ni autonomizarlo, máxime si cabe esclavizarlo. Coño que es por su bien, dicen.
Cabe esperar y que algún día seamos capaces de decir No. Basta.
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