sábado, 29 de mayo de 2010

Nunca.

Nunca.


Alguna vez, pues no soy perfecto.


Mi mente es mortal, venía así de fábrica.


En espejos me miré.


En reflejos, te sentí,


Indicándome.


Extrañada de mi entrega, estabas


Es real


Hace mucho ya.


Tuvimos crestas


Bajamos a valles


Recorrimos senderos


Caminos bacheados


Socavones de profundidad infinita


Escalamos montañas


Con nuestras uñas


Siempre cuando llegas


Iluminas con tu luz, con tu brillo


Eres Sol de mi mañana


De mi tarde, de mi noche


Pues metamorfoseas en crisálida


Para aparecer mariposa


Posada sobre mi lecho.


Nunca, nunca, sentirás dolor por mí


Nunca dejaré que te lastimen


Que te lastimes


Una vez, no más, se rompe un alma


Las otras son resarcimientos.


Nunca pasará un día sin tu aroma


En mi mente


Nunca, nunca dejaré que ninguna dama negra


Nos separe


Pues conseguí manos


Con almas


Ellas nos dan confianza.


Mares preñados de secretos


Nos rodean


Descubriremos sus tesoros


Compartiremos


Nuestras incursiones


En sus profundidades


Seremos cómplices del recelo


Y de los júbilos.


Juramos hace mucho ya


Unión de sentidos


No habrá despechos


La verdad está en nosotros.


Nunca, nunca habrá un nunca.


Nunca, nunca te harán


Ni te haré


Ni dejaré que te dañen.


Nunca.


Pues será, es, y fue desde el principio


Siempre. Siempre. Siempre.


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