domingo, 9 de mayo de 2010

Tengo el espejo.

Tengo el espejo.






Siempre estará el aguador de fiestas que pretenderá estropear las celebraciones de los bien intencionados. Ellos son hedonistas de su testa putrefacta, si no se les invitó a salir en la foto exitosa, no habrá foto. Son putos egocéntricos, utilizarán las tablas interpretadas como jueces celestiales, sin percatarse que están más cerca del averno de lo que ven, pues son miopes, no tienen espejo donde mirarse.






Si tuvieran grandeza reconocerían las buenas maneras del contrincante, en la lucha hay que ser noble y ellos son bárbaros. La Subrepticia estirpe le comanda.






El martillo atronador imparable lo situará donde merece. Sus errores le arrastrarán sin percatarse de ello, cegado por su miseria.






Las buenas obras deben ser bienvenidas, vengan de donde vengan, incluso del ser más detestable, el que rechaza el espejo.






El espejo ha de estar en el centro de tus pensamientos, pues en él han de verse y poder así lograr perfeccionar, pulir las incorrecciones, hasta el día del festejo.






La transformación es lenta, necesita su incubación, debe de lograr desarrollarse perfectamente, tomar dedos de muchas manos, laurel de muchas coronas, vientos de todas las direcciones, no rechazar miradas, todos los ojos pueden aportar, hasta quien mira de reojo o con intenciones insanas. Todo se filtra por el tamiz universal, la experiencia ha de aprovecharse, no hacerse ley intocable, ni desechable.






Esas dudas que surgen, mirándonos al espejo podrán ser corregidas. Hay que mirar el trasfondo del mismo, el lugar donde se reflejan las imperfecciones y así poder ser conscientes de ellas. Si miramos la superficie, el espejo no quiere sucumbir, y reflejará las notas que tu oído quiera ver.






La honestidad contigo mismo ha de ser el arma a utilizar para encontrar la verdad. Centra la mirada en la sombra oscura de tu alma, escudriña y cuando no encuentres esquirlas de batallas perdidas, entonces dejarán las sombras el lugar al brillo que concierne.






Ríete de ti mismo, si logras ser el bufón de tus sueños, todos disfrutarán, el bálsamo se apoderará del círculo y podrás pintar los cuadros más redondos que hayas soñado jamás.






Ya sabes, el espejo, mírate al espejo. Y no pierdas de vista el objetivo. No vayas a olvidarte y acabes peinándote, con una mano en el espejo y otra en el peine.






Busca, observa, disfruta, aprende, verás como hallas…





1 comentario:

  1. Hay quien de tanto cabiar y cambiar de chaqueta termina por perderla. Eso sucederá con ese Cristo Bal-baro (que diría un cubano), ya lo verás. Y no tardará mucho tiempo. La vida de los gusanos suele ser corta y este lleva ya mucho dejando sus babas por las calles de Trigueros.

    Abrazos.

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