La Priora(iV).
…Los habitantes del bosque los recibieron con algaradas propias de una fiesta. Para ellos la venida de Belle y sus amigos, además de reponer sus despensas de otros alimentos no habituales, era el contacto con personas de otro estatus social que los trataban de igual a igual. Les saciaba más las charlas, las historias distintas. Sólo algunos de ellos podían acercarse a la ciudad sin ser capturados por los soldados. Los demás habían de conformarse con verla por segundas opiniones. Y es cierto que en el bosque vivían a sus anchas, pero en los momentos duros, en invierno sobre todo, les entraba la nostalgia de verse arropado por esa serie de cuidados apostados dentro del enjambre formado por aquellas casas juntas. Hubo llantos y ruegos de pronta vuelta, cuando determinaron el momento de dirigirse hacia el convento.
Se había adelantado Fistofé para ir poniendo al tanto a la tesorera, Sor Inés, que además como tesorera era la de mayor rango después de la priora. Sor Inés, le advirtió a Fistofé de lo descabellada que era su idea. Pero por otra parte estaba de acuerdo que donde menos iba a buscarla la condesa,era delante de sus propias narices.
Así fue cómo Belle se vio embutida en unos hábitos que le dejaban ver de puro milagro. A la priora iba a ser muy difícil saltársele, por tanto la cuestión se solucionó con una abultada bolsa de monedas de plata, proveniente del pago de la condesa a Marcial como adelanto, el cuál puso el grito en el cielo cuando tuvo que desprenderse de ella. El cuento de que era la hija de una comerciante orfebre muy rico, la cual había hecho votos de silencio y recogimiento, al haber sido abandonada en el mismo altar por su prometido en matrimonio. El comerciante quería que no se la molestase, esperaba que fuera por poco tiempo y volviera a la normalidad. Que por plata descuidaran.
Ante tan concienzudos argumentos la priora desistió de conocerla. A la vista de todos. Pero su instinto de alerta se puso en marcha.
Belle y Fistofé acordaron idear entre tanto algún plan para poder enfrentarse a la condesa sin desaparecer. Él le había prometido tenerla al día y no perder un instante. Evidentemente Marcial estaba a punto de explotar, se maldecía de haber metido a Mefistófeles en esto, y una mierda, a Fistofé, el otro se ha largado para no volver, joder, se maldecía a sí mismo por ser su amigo, pero mientras, disfrutaba de las miradas sátiras a las novicias.
Cuan no fue la sorpresa de todos cuando la priora llamó a Sor Inés y le expuso. Sé perfectamente que la del hábito es Belle. La cara de Sor Inés era un poema. Sé por qué está aquí. Dónde si no. Es un plan arriesgado pero brillante, seguro salido de la mente de mi chico, verdad. Sor Inés no sabía si contestar. Su chico, como ella le llamaba era Fistofé, se encariñó con él desde el principio. Habéis logrado engañar a esa arpía, a esa zorra, sí, de la condesa hablo. Maldita sea pagarme a mí con esa afrenta, enamorarse de esa novicia. Yo que lo he dado todo por ella. Que estoy en esta cárcel por ella. He sacrificado mi vida por su amor. Lo mío era amor. Ella nada más piensa en la lujuria. En el poder, pero me las pagará todas juntas…
Vamos a ayudar a Belle a desenmascarar a la condesa. Empezaremos por esclarecer el asesinato del conde…
ahí hay ay
ResponderEliminar